Después de muchos e-mails intentando acordar un día para quedar todos los mentores y los niños juntos lo conseguimos. No pudimos estar todos al completo, pero bueno... otra vez será.
Coincidió que en el centro de Blanesse hacían algunas actividades para ayudar a los que sobrevivieron a la catástrife de Haití.
Vimos cómo explicaban cuento, hicieron pelotas con arroz y globos, algunos se pintaron y luego merendamos chocolate y un poco de pastel. Pero como todos los mentorados eran niños Alis se aburría mucho. Yo se lo preguntaba pero ella me decía que no, que todo estaba bien. Al principio estubo con una amiga suya pero cuando ésta se fue... se veía que estaba incómoda. Le dije si quería ir a dar una vuelta a sola y dijo que si.
Me disculpé con las demás mentoras y lo entendieron. Fuimos a dar una vuelta y l
e dije que si realmente se aburría no había nada malo en decirlo. Ella dijo que vale... que sí se aburría pero que había veces que le daba verguenza decírmelo. Le dije que le prometía que si yo me aburría alguna vez también se lo diría. Ella estubo de acuerdo. Fuimos a comprar maquillaje, a una tienda de pendientes y a comprar alguna golosina. Mientras las comíamos dimos una vuelta por el centro, le enseñé dónde estaba la iglesia y la vimos por fuera. Acabamos escogiendo unas medias y comiendo cucuruchos de golosina en un banco del paseo del ayuntamiento. Decidimos que era tarde y hacía frío y fuimos por el paseo a buscar el coche. Quiso acompañarme a casa a vestirme para ir a cenar y me ayudó a escojer la ropa mientras mirábamos videoclips en la TV. Me invitó a su casa, tenía algo para mí: un dulce de su país.
Al llegar a su casa me invitaron a pasar y hablé con su madre. Le pregunté si estaba contenta con el proyecto y me dijo que por supuesto! Le parecía algo super interesante y veía que Alis estaba bien. Me dijo que ya llamaría cuando me fuera bien y que sabía que estaba de exámenes que no me preocupara si no podía quedar con ella. Le di las gracias y me fui a cenar.