Bob esponja, sesíón de maquillaje y día del padre 17-03-2010

Hace mucho que no quedaba con ella. La verdad es que creía que el curso sería más light pero en realidad no tengo tiempo ni de respirar. Pero bueno, la recompensa de hacer un pequeño esfuerzo siempre merece la pena.

Hoy la he ido a buscar a las 6.30, es miércoles, pero bueno me ha dicho que no tenía faena de la escuela así que... sin problemas.

Al llegar a casa hemos merendado un poco y me ha explicado qué tal le ha ido durante este tiempo, anécdotas de sus profesores, compañeros de escuela, conocidos que tenemos en común...

Luego, como las 2 estamos enganchadas a Bob esponja, hemos visto un par de capítulos que daban en la TV y nos hemos reído un rato. Mientras me ha pedido si le hacía la manicura francesa en las uñas.

Al acabarse le he propuesto hacer sesión de belleza, que eso en niñas de su edad siempre llama la atención, y evidentemente, ha aceptado encantada. Creía que después de lo de las uñas... era lo que más le gustaría. Se le ha dibujado una sonrisa al instante. Así que nos hemos puesto manos a la obra:

Hemos encendido la luz potente, he traído el maletín de pinturas, los pinceles, el desmaquillante...
la he maquillado con sombra rosa, con rímmel, con pintalabios... la verdad es que estaba super guapa; pero luego ha llegado la otra cara de la moneda:

-Farah, ¿quieres que te pinte yo a ti?

Vaya... la chica ha cogido la brocha y ha empezado a pintar como Picasso. Aunque al final no he quedado demasiado mal... aunque si un poco exagerada. Nos hemos reído mucho porque nos hacían cosquillas los pinceles y los polvos nos hacía estornudar. El momento en que casi me mete el rímel en el ojo también ha sido un momento clave antes de un ataque de risa.

Luego tocó sesión de fotos, ¡cómo no! LE encantan las fotos! Se parece a mí! jaja
Estubimos casi media hora con la cámara en la mano!

Hacia las 8,45 nos acordamos de que 2 días más tarde era el día del padre y empezamos a buscar alguna idea que fuese fácil de hacer pero que fuese bonita.

Al final decidió hacer una postal en la que imprimimos una especie de marco de fotos, que más tarde pintó, pegó una fotografia suya dentro del marco y le escribió, a su padre, cuatro palabras dentro.

Al final la jornada terminó a las 9,30.