Me levanto temprano. Desayuno. Pienso en qué hacer. Iremos a la playa a correr, a hacer juegos. Me abrigo. Y me despido de mis padres.
-Nos vamos a Barcelona
-¿Sin mi?
-Has quedado con Alis
-Ya pero… ¿sin mi? ¿Podemos ir con ella?
-Claro
Cojo el teléfono. Hablo con Isabel. Ningún problema. Divertiros. La recojo, vamos a buscar el coche, nos montamos y le presento a mi padre y a nuestro destino, le feria de Sta. Llúcia en Barcelona.
Durante el viaje me explicaba que con su hermana había venido a Calella en tren el otro día, que había estado alguna vez en Barcelona con el cole, que había ido de excursión esa semana…
Al llegar allí fuimos directos a la feria pero paseamos por las ramblas y se quedó asombrada con todos esos personajes disfrazados que sonreían cuando les tirabas una moneda en el cuenco, hucha o sombrero.
Andaba por las ramblas como si las conociera de toda la vida, me hacía gracia, giraba la cabeza hacia un lado y hacia otro observando su alrededor y me reía las gracias.
Ya en la feria se la veía feliz, había Papá Noel por todos lados, abetos, figuritas del pesebre, cachivaches para el establo de Jesús, caganers de todos los colores y tamaños, cagatió…
Hasta yo me sentía a gusto… hacia tiempo que no vivía la navidad en la piel de un niño. No es pequeña, Alis hace 5º pero se vive de forma distinta. Aún hay esa ilusión que perdemos todos con los años. Pero era un poco agobiante, Barcelona no es Blanes, había demasiada gente.
-Nos vamos a Barcelona
-¿Sin mi?
-Has quedado con Alis
-Ya pero… ¿sin mi? ¿Podemos ir con ella?
-Claro
Cojo el teléfono. Hablo con Isabel. Ningún problema. Divertiros. La recojo, vamos a buscar el coche, nos montamos y le presento a mi padre y a nuestro destino, le feria de Sta. Llúcia en Barcelona.
Durante el viaje me explicaba que con su hermana había venido a Calella en tren el otro día, que había estado alguna vez en Barcelona con el cole, que había ido de excursión esa semana…
Al llegar allí fuimos directos a la feria pero paseamos por las ramblas y se quedó asombrada con todos esos personajes disfrazados que sonreían cuando les tirabas una moneda en el cuenco, hucha o sombrero.
Andaba por las ramblas como si las conociera de toda la vida, me hacía gracia, giraba la cabeza hacia un lado y hacia otro observando su alrededor y me reía las gracias.
Ya en la feria se la veía feliz, había Papá Noel por todos lados, abetos, figuritas del pesebre, cachivaches para el establo de Jesús, caganers de todos los colores y tamaños, cagatió…
Hasta yo me sentía a gusto… hacia tiempo que no vivía la navidad en la piel de un niño. No es pequeña, Alis hace 5º pero se vive de forma distinta. Aún hay esa ilusión que perdemos todos con los años. Pero era un poco agobiante, Barcelona no es Blanes, había demasiada gente.
Alis y yo decidimos que llevaríamos a mis padres al McDonalds, ¡a nuestro gusto! Y después de hacernos un lio pidiendo la comida fuimos a hacer alguna otra foto por la entrada del Aquarium y nos fuimos a casa.
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